lunes, 22 de enero de 2007

Aventuras extramaritales




¿Qué lleva a un hombre o a una mujer a buscar el placer fuera del ámbito matrimonial?


Las investigaciones sociales sugieren que entre el 15 y el 50% de las personas admiten haber tenido relaciones extramatrimoniales, lo que en términos estadísticos es muy relevante.
Se han dado muchísimas explicaciones sobre el tema, pero siempre surge la polémica: ¿mejora la relación dentro de la pareja, una relación fuera de la misma? ¿Hay que hacerse el distraído? ¿Hay que tomar medidas drásticas? ¿Es lo mismo si el que busca el placer afuera es mujer o es hombre?
Todos estas interrogantes y muchas más, circulan en las charlas y no se llega habitualmente a ninguna conclusión.
Lo que ocurre es que en éste, como en muchos temas, no existen generalidades, ya que cada caso es diferente. No obstante existen grandes lineamientos con puntos en común, de situaciones de lo más variadas.
Desde la “ infidelidad” (¿debemos llamarla así?) ocasional a la adicción que presentan algunas personas hacia estas situaciones, existe una amplia gama entre las que se encuentran las más comunes.
Hay personas a quienes accidentalmente se les presenta una situación de sexo y sin una explicación o motivo aparente se prestan a ello. Esta circunstancia es bastante común. En general carece de trascendencia y no es conocida por la otra parte.
Pero hay otros casos en que se trata de una relación más prolongada y que implica un mayor compromiso afectivo. Habitualmente también es desconocida..
Otra situación distinta es la de la persona que busca compulsivamente relaciones extramaritales y hace una secuencia de seducción, posesión, abandono, sin afecto y a veces sin siquiera buen sexo. Esta es una actitud compulsiva que tiene poco que ver con la situación matrimonial y sí mucho con la persona en sí misma y con un alto grado de insatisfacción.
En estos casos, comúnmente las parejas no ignoran estas conductas y se reiteran las escenas de acusaciones y agresiones o en otros casos se prescinde emocionalmente de las acciones del otro por diversos motivos (intereses, miedo a la soledad, económicos, por los hijos, etc.).

¿Quiénes y por qué llegan a ser infieles?


Pero, ¿qué es lo que lleva a hombres y mujeres a estas situaciones? ¿Son los problemas sexuales en la pareja un desencadenante de la infidelidad?
En la mayoría de los casos es así aunque muchos lo niegan. Estos últimos -que disminuyen el valor de lo sexual- tal vez piensen en una idea simplista de lo que la sexualidad significa y de lo que verdaderamente dicen las personas cuando dicen tener “buen sexo”.
En general se refieren a tener relaciones formalmente correctas y hasta orgásmicas, pero hay algo que va carcomiendo lenta e inadvertidamente la relación, que es el desapasionamiento, lo que lleva al aburrimiento mutuo. Las relaciones extramaritales, por el contrario, exhiben como denominador común el apasionamiento personal y sexual. Esto es lo que habría que lograr, o mejor dicho, no perder, en las relaciones estables: mantener viva la pasión.
Aún considerando a los factores sexuales como promotores de las aventuras, hay diferencias entre las motivaciones de los hombres y de las mujeres. Los hombres tienden a buscar emoción y variedad sexuales y las mujeres, compensación emocional.
¿Son estas relaciones extraconyugales, combustible para mantener viva la pasión conyugal?. Esto ha sido ampliamente discutido, pero básicamente digamos que no podemos poner la solución y mantenimiento de la llama de una pasión, en una relación con otro. Pero lo que sí es también cierto es que en muchos casos en que persisten las situaciones paralelas, éstas se dan como una aceptación tácita por ambas partes, para el mantenimiento de una vida familiar, sin modificaciones en lo formal.
Además de estas consideraciones en lo que respecta a aventuras extraconyugales, no podemos dejar de hablar de la enorme diferencia que existe al respecto entre hombres y mujeres. Estas relaciones son para los hombres, no sólo aceptadas en la sociedad, sino que en algunas ocasiones, hasta se promueven. En cambio, para las mujeres hay una gran condena social, lo que hace que las mismas, lo vivan con gran culpabilidad, y a veces esto las lleva a romper la relación, cosa que no sucede con los hombres. Además los hombres tienden a sospechar menos de la posibilidad de que sus esposas puedan haber tenido actividad sexual fuera del matrimonio, mientras que las mujeres casadas muestran un grado más alto de alerta ante esta situación.