miércoles, 23 de junio de 2010

Carta al Vasco Aguirre

MÉXICO -- Te escribo con una dualidad de sentimientos, de la profunda decepción a la amargura de la derrota, del pesimismo a la conformidad que nos da la clasificación a octavos de final, pero sobre todo con impotencia, porque además de ver fallar al equipo, me sobrecoge un sentimiento de rabia e indignación por la forma en que planteaste el partido.

Uruguay fue mejor, pero tú, tú nos hiciste sentir muy mal desde antes de que iniciara el encuentro, porque nadie, absolutamente nadie con un poco de lógica, puede comprender tu alineación, y mucho menos tus cambios, fueron decisiones viscerales, absurdas, inoperantes y faltas de inteligencia, tú que nos pides ovlidar los fracasos para darle a México nuevas victorias, el rostro de un triunfador... tú que nos exiges ser los mejores, que nos demuestras fortaleza y un carácter férreo que se supondría busca lo mejor para el equipo, más allá de sus pasiones, de las diferencias y los errrores.

Ya fuiste tú quien vivió un difícil momento dentro del vestidor en aquel amargo encuentro frente a Estados Unidos en el Mundial del 2002, que nos eliminaron no sólo porque jugaron mejor y metieron los goles, sino por decisiones tuyas, como la inclusión-homenaje al Beto García Aspe, o los pleitos que todos supimos, enfrentaste contra Francisco Palencia que dieron al traste con la unión del grupo.

Y ya vimos que la unidad del conjunto es primordial para pensar en un triunfo, tanto así que tú desde el fondo de tu corazón, sabes y debes reconocer que fue uno de los factores que nos ayudaron para desequilibrar a la Francia llena de rencores y pleitos internos, de insultos y escándalos que fueron determinantes para su debacle, y ese es un ejemplo del que debemos aprender.

Por eso es que no entiendo, y me gustaría que nos lo explicaras, porque esto es un foco rojo en el Tri, ¿a qué se debe el cambio de Andrés Guardado? era tu mejor jugador en el partido mal planteado frente a Uruguay, el único que realmente dio un golpazo a la portería charrúa, no lo comprendo, ni entiendo porque a tí y a Mario Carrillo no les gusta alinear a un jugador que por méritos y resultados es obligado en la alineación titular, como es incomprensible la necedad de colocar al Guille Franco en la punta, después de que se ha cansado de demostrarte que no toca el balón para nada, ¡que no le atina nunca! que se mueve lentamente, que deja ir todos los balones y en el mejor de los casos, le rebotan.

Dime por qué él si merece la confianza y la oportunidad, mientras que a Guardado lo sacas en la más estúpida de tus decisiones, en lugar de que hiciera pareja con Pablo Barrera, y no incluir a Israel Castro al que dejaste en situación comprometida y no pudo rendir.

Peor aún, ¿qué hace el Guille si el Chicharito te ha demostrado ser mil veces mejor?

Y en cambios incomprensibles, dejas fuera a Cuauhtémoc Blanco, al que ya de por sí habías puesto de inicio a sabiendas que lo mejor era guardarlo para la segunda parte como ante Francia, sólo para rolar tu gafete de capitán, otro de tus desplantes que hacen del Tri un monstruo de tres cabezas, porque esa decisión divide, más que unir.

No entiendo que no hayas aprendido la lección del 2002, que guardes resabios en tu corazón, cuando Guardado te está demostrando que está jugando bien y sacrifiques el fútbol por una pasión errada, porque en esas decisiones llevarás al Tri a hundirse en el cuarto partido, cuando el rival es por demás complicado y apenas tus buenas decisiones, tu buen manejo del grupo y su unidad basada en la fuerza mental podría darles para hacer un buen partido ante la temida Argentina de Maradona, equipo que sí puede darse el lujo de tener un técnico que se equivoque, que tome decisiones incorrectas, porque está plagado de estrellas y campeones y a pesar del mismísimo Diego se pueden dar el lujo de ganar.

Pero tú... ¡tú no!

El Tri depende de ti, de tus decisiones, de que aciertes a mantener la unidad del grupo y el beneficio futbolístico por encima de todo, más allá de rivales sencillos o durísimos como es el que nos toca ahora en suerte por no tener la capacidad de enfrentar el duelo ante Uruguay con más inteligencia, con mejores decisiones, con la alineación adecuada y los cambios que mejoras en el accionar del equipo, pero dime desde el fondo de tú corazón, ¿qué te impulsó a sacar a Guardado, la mente o las vísceras? ¿por qué Israel? o ¿para qué mantener al Guille?

Es una pena, pero seguir con Franco en la punta es casi como jugar con diez hombres, o peor aún 10 y un estorbo, con perdón para él porque buenas intenciones tendrá, ¡pero buena puntería, no!

Ojalá de aquí al domingo reflexiones, pienses en el bien del equipo y dejes de lado los conflictos con Guardado, que comprendas que por más que idolatres al Guille no hay por donde y que alinees a los mejores hombres, a los que verdaderamente puedan hacer mella en la Argentina de Lionel Messi, ¡si leiste bien! Messi,¡ el mejor jugador del mundo! ¿recuerdas?

La gran oportunidad la tenías hoy, hoy que decidiste tomar tus peores decisiones, que pensaste más en ti que en buscar la victoria que nos tendría en otra situación y que nos hubiera permitido festejar en grande el pase a octavos, porque así ni nos sabe, es más, sentimos amargura en los labios, un hueco en el estómago y un profundo temor de que no entiendas tu verdadero papel al frente del Tri, que el ensordecedor ruido de las vuvuzelas te haya nublado la mente y no te deje reflexionar en lo que es mejor para el equipo.

Me despido, no sin antes decirte que ese gol que nos marcó Uruguay, fue tan certero como el puñal que tu nos metiste en la espalda con tus decisiones, y que si en algo te importamos tienes que pensar con claridad, dejarte de tonterías, de pleitos absurdos con tus jugadores y de cambios incomprensibles que no ayudan en nada al equipo.

Ojalá que Dios te ilumine y no nos vuelvas a dejar con ese sabor amargo de la decepción, al menos queremos ver que se lucha ante Argentina con nuestros mejores hombres, con la mejor estrategia, con garra y entrega.... no nos decepciones una vez más.

Atentamente:

La afición mexicana y quien esto escribe.
Martha Guerra