lunes, 25 de mayo de 2009

Listas y tontas, listos y tontos......

Definiciones del diccionario:

Listo/a. Persona astuta. /Persona ventajosa que aprovecha las circunstancias en beneficio propio: “no puedes fiarte de él o ella porque es muy vivo o muy viva”. /Demasiado audaz, o poco considerado, en las expresiones o acciones. /Diligente, pronto y ágil. /Muy expresivo o persuasivo.

Tonto/a. Persona de poco entendimiento o razon. /Persona excesivamente candorosa e ingenua. /Aparentar que no advierte algo de lo que no le conviene darse por enterado. /Contrario y opuesto a la razón.

Las palabras del título de estas reflexiones son a la vez adjetivos y sustantivos que califican a seres humanos comunes.

Las mujeres “listas” y los hombres “listos” son personas que muestran actitudes y comportamientos subjetivos en que imponen sus prioridades y tratan de acomodar a otros a sus gustos, sus expectativas o sus proyectos de vida.

Las “listas” y los “listos” intentan mostrar más iniciativa y llevar habitualmente “una ventaja” sobre los demás en las acciones que emprenden, y tal vez se creen más precoces e inteligentes que ellos.

Las “listas” y los “listos” generalmente expresan sus motivaciones en primera persona del singular: “Yo quiero…, a mí me gusta…, yo prefiero…, yo busco…, mis planes son…, estoy interesado o interesada en…, quiero asistir a…”

Las “listas” y los “listos” arrancan primero su proceso de adolescentes en las manifestaciones de sus géneros (femenino y masculino), y tienden a mostrar primero que la gente de su edad sus acercamientos íntimos (heterosexuales u homosexuales).

A las “listas” que se muestran muy “aventureras” en el ejercicio de la sexualidad muchas veces les dicen despectivamente “locas” en el medio universitario; a los "listos" sólo les dicen "perros".

Las “listas” y los “listos” son quienes primero afrontan el embarazo como un “problema” en sus vidas, y no como un evento esperado o bienvenido y grato.

Las “listas” embarazadas no habían previsto como opción de su intercambio sexual esa circunstancia biológica, que las sorprende y les causa un gran conflicto –por sí mismas, por sus padres y parientes, por el medio social en que se desenvuelven. La maternidad no era su objetivo, sino el placer y la experimentación con su cuerpo (posiblemente no se dan cuenta que lo que parecemos hacer con el cuerpo realmente corresponde a la dimensión de la mente -el cuerpo no recuerda; la mente en cambio no puede impedir el recuerdo aunque voluntariamente queramos borrarlo).

A los “listos” que súbitamente se enteran del embarazo de su pareja en lo que ellos definen como una aventura sexual –según su expresión jactanciosa de machos “le eché los perros a esta vieja”- donde la otra puede ser una “listas” o una “tonta”, la situación los espanta. La mayoría reprochan a su pareja el resultado de su frenesí genital como si sólo ella debiera precaverse del control anticonceptivo, o le achacan un propósito malintencionado de "agarrarlos" con el embarazo.

Casi todos los “listos” huyen o se esconden cuando ocurre el embarazo indeseado –otros objetivos tenían sus deseos y no este-; algunos se atreven a sugerir el aborto como una solución y muchas veces buscan o cuentan con la complicidad monetaria de sus padres o familiares para “salvarlos de su metida de patas”.

Las “listas” (y a veces también las “tontas”) se sienten presionadas a abortar muy frecuentemente –muchos padres y madres las inducen a hacerlo porque le dan demasiada importancia a la tradición rígida seudocristiana y a la moralidad castigadora, o porque temen las inversiones económicas que representa el avance del embarazo y el nacimiento de la criatura en gestación, o porque rechazan al amante improvisado de su hija por no cumplir las condiciones que ellos han trazado como ideales.

Cuando ocurre el aborto provocado, algunas “listas” despiertan bruscamente a su ser femenino y a la realidad de su vida; se sienten sacudidas y conmocionadas por el dolor de su acción –“aterrizan”, según el lenguaje de mi generación- y se proponen unos cambios de reparación y de equilibrio; empiezan a madurar y se vuelven hacía si mismas. Otras “listas” tienden a seguir dormidas en sus ególatras historias de autocomplacencia, desdeñando las lecciones o señales de aviso de la experiencia atravesada; prosiguen su frenético ritmo donde son utilizadas por otros creyendo ser ellas quienes lideran las situaciones.

Los “listos” se vuelven más astutos después del aborto femenino –ellos no lo sufrieron en su cuerpo y muy poco en sus mentes- y creen que salieron bien librados del suceso. Sólo algunos reaccionan buscando también una reparación y una reconciliación tras las consideraciones de culpa o de auto reproche por su participación.

Las “listas” y los “listos” son los jóvenes que se tratan más tempranamente en los consultorios médicos por infecciones trasmitidas sexualmente. Y son quienes más asesoría psicológica requieren porque se involucran en relaciones altamente conflictivas y desestabilizantes para su edad.

Las “listas” y los “listos” son más vulnerables a trastornos de ansiedad y depresión, y son también quienes prueban primero las drogas adictivas y el licor porque dizque les ofrecen “un escape” de su realidad.

Finalmente, las “listas” y los “listos” son quienes obligan a sus padres a pedir las excusas médicas con diagnósticos ficticios para justificar su inasistencia a las instituciones educativas o a los puestos de trabajo, por atender sus distracciones y diversiones particulares.

Las “listas” y los “listos” son los seres humanos que más ansiedad, desvelos y preocupaciones causan a sus padres, quienes sufren tanto por lo que saben que hacen sus hijos como por lo que temen que puedan hacer.

Las “listas” y los “listos” trastornan los horarios y las actividades hogareñas, son algo anarquistas, algo ególatras, algo exaltados e hipócritas. Son quienes más utilizan las tretas del engaño, del fingimiento y del encubrimiento; son los más negativamente imprevisibles según las expectativas de los padres.

Los padres de las “listas” y los “listos” envejecen más que los otros padres por sus sentimientos de angustia y por su incapacidad de atraer a sus hijos a estados de comportamiento sanos y equilibrados.

Como contraste, las “tontas” y los “tontos” participan normalmente de la vida familiar. Tienen una relación habitualmente cordial con sus padres y hermanos. Respetan las relaciones familiares y se acogen a sus responsabilidades. Sus ocasionales comportamientos conflictivos o exaltados son resueltos con ánimo conciliador y con disposición de aprendizaje. Sus errores se deben más a su inmadurez e ingenuidad que a intenciones ventajosas o truculentas. Y sus padres pueden dedicar las energías de sus vidas a sus tareas propias y no a resolver o tratar los problemas que los hijos “listos” atraen por montones.

Por todo esto, los llamados “tontos” y “tontas” no parecen serlo; por el contrario, los que se creen y obran como “listas” y “listos”, a la larga resultan cargados de vivencias que no quieren y de deudas psicológicas que no saben cómo resolver.

La historia humana está plagada de “listas” y “listos” que por seguir el culto a sí mismos causaron estragos contra la vida de los demás y contra su propia armonía.

Como en todos los movimientos de la vida, la inteligencia de cada uno y la conciencia y bondad de sus actos retrata su valor humano más que las palabras y que los recursos de engaño con que puede confundir a otros y confundirse a sí mismo.

5 comentarios:

La signora dijo...

Qué bien que estás de vuelta.
Un saludo afectuoso.

PurPle dijo...

HOla...

Saludos!

Tu.incondicional dijo...

¡Te extraño!

Tu.incondicional dijo...

Corazón, ¡gracias a la vida, que te ha dado tanto!

¿Hoy ya te dije que te amo?

Ma. Fernanda dijo...

Felicidades y mis mejores deseos………..
Te envío por este medio un beso y un abrazo, deseándote que el año que se agrega a tu vida este lleno de felicidad.
Y tú dices festejamos? ……………

Te A.. y te quiero mucho.